Y cuando todo el mundo se
iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,
qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola
conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,
eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma
tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos,
riendo, despeinados.
Julio Cortázar
sábado, 29 de diciembre de 2012
Después de las fiestas
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2 comentarios:
Cortázar, entrañable y de verso certero. Nos leemos. Feliz 2013!
Saludos.
Cortázar... <3
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